El vaquero en tiempo de la cosecha, en otoño, reúne las vacas que estaban sueltas y las pone en un corral. Hace esto para evitar que sean causas de quejas por meterse en el sembrado ajeno o que sean muertas. De la misma manera los hombres deben cerrar el alma a las malas ideas y, si las tienen dentro, destruirlas. Hay que cultivar un alma que no codicie, ni sienta ira, ni deseos de dañar.
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“El vaquero, en la primavera, cuando comienzan a brotar las plantas, suelta su ganado al campo, pero no deja de poner atención en su paradero. De la misma manera el hombre debe conocer los movimientos de su alma y la dirección que toman.
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